Té frío: cómo prepararlo

Este verano, apúntate al té frío. Olvídate de las bebidas gaseosas para saciar la sed. Apuesta por una solución natural, saludable y refrescante.

Té frío: cómo prepararlo, paso a paso

Este verano, apúntate al té frío. Olvídate de las bebidas gaseosas y azucaradas para saciar la sed, apuesta por una solución natural, saludable y refrescante. ¿Quieres saber cómo prepararlo y dónde comprar té más adecuado para ello? Sigue leyendo y toma nota.

  1. La variedad perfecta para un té helado
  2. Modo de preparación del té frío
    • La versión casera, siempre mejor que la envasada
    • El paso a paso de tu té helado
  3. Broche de oro a tu té frío

1. La variedad perfecta para un té helado

Lo cierto es que puedes preparar tu té helado con prácticamente cualquier variedad. Sin embargo, algunas son más recomendables que otras por sus propiedades específicas, idóneas para degustar a bajas temperaturas, como aquellas muy aromáticas.

Por ejemplo, el té blanco Pai Mu Tan o té blanco White Peony no te defraudará en una calurosa tarde de verano. La suavidad de su sabor y los matices florales y cítricos hacen de este té, el menos procesado de todos los que encontramos en el mercado, la opción perfecta.

Además, su baja proporción de teína te ayudarán a entrar en ese estado de relajación soñado para unas merecidas vacaciones estivales.

Sin embargo, como hemos dicho, el té frío puede elaborarse con otros tipos de té, como por ejemplo el té negro Indian Chay Masala, es decir, té negro ceilán con canela, jengibre, clavo, cardamomo, pimienta rosa y pimienta negra; una explosión de sabor en el paladar con la que sustituir ese imprescindible café de la tarde, más propio de otras épocas del año.

Sea blanco, verde o negro, si dudas, lo mejor será apostar por tu té favorito.

2. Modo de preparación del té frío

La forma de preparar un té frío o helado es muy sencilla, de ahí que te animemos a que lo hagas en casa. No tardarás nada y obtendrás un resultado excepcional.

a. La versión casera, siempre mejor que la envasada

¿Por qué decimos “excepcional”? Porque cualquier té frío hecho en tu cocina será mucho mejor, ni que decir tiene, que la mayoría de ice-tea preconcebidos que se venden en comercios de alimentación.

Estos últimos pecan de exceso de azúcares y muy poco del sabor genuino o del aroma del té puro y de calidad. Sin hablar de los escasos nutrientes del té, tan beneficiosos para la salud, que consiguen llegar a esos preparados tras el proceso de fabricación.

Además, llevar tu té helado contigo a la playa o la piscina no será un inconveniente. Puedes introducirlo en una botella refrigerada o beberlo mientras caminas gracias a esos prácticos vasos de cristal con tapa de rosca y pajita en medio.

b. El paso a paso de tu té helado

Lo primero que debes hacer es preparar la cantidad deseada del té escogido. Recuerda que si se trata de una variedad fuerte de por sí, que tira a cierto amargor, como algunas de té verde, lo mejor será no esperar demasiado a que infusione, con dos minutos bastará.

Después, la cosa es sencilla. Añades el azúcar deseado. Dejas que se enfríe fuera de la nevera y, una vez a temperatura ambiente, lo introduces en el frigorífico. Mejor en un recipiente que puedas tapar, para que nuestro té no absorba olores del resto de alimentos que guardas en tu nevera.

La verdad es que el té frío no tiene más misterio. Con este sencillo proceso ya lo tendrías. Sin embargo, si quieres dar una nota de distinción a tu bebida para hacerla aún más sabrosa y refrescante, puedes añadir ciertos ingredientes muy propicios.

La hierbabuena (añadida durante la cocción), el jengibre (rayado –solo una pizca– o en forma de fina rodaja), el limón o la lima (exprimidos –en la dosis justa­– o en pequeñas porciones), incluso el pomelo o la naranja pueden darle la vuelta a tu té helado.

La canela y la miel también son aditivos naturales muy comunes en los tés helados.

Existe la opción de añadir cubitos de hielo o hielo picado a nuestro té helado una vez servido. En este caso, tendremos que apostar por una infusión con cierto cuerpo y aumentar la dosis de té hasta casi duplicarla, de lo contrario, la mezcla quedará diluida con el agua de los hielos y nuestro té resultará bastante insípido.

Hay quienes apuestan por confeccionar el té frío sin llevar las hojas a infusionar, es decir, sin emplear agua caliente. En este caso, tendremos que dejar el té en agua dentro del frigorífico bastantes horas, quizás toda una mañana si queremos disfrutar de nuestra bebida por la tarde. Te sorprenderá lo distinto del resultado.

3. Broche de oro a tu té frío

Si vas a preparar té frío para invitar a tus amigos y familiares a pasar la tarde en casa, deberías esmerarte con la presentación.

¿Cómo? Existen ciertos alimentos que van fenomenal con el té frío y visualmente quedan de lo más original. Estamos hablando de frutos rojos, una rodaja de piña o unas cuantas uvas blancas de pequeño tamaño. Incorpora una cuchara a los vasos de té para poder disfrutar de los adornos frutales antes del primer sorbo.

¿Te convence, verdad? Pues a qué esperas. Prepara tu té helado con una de nuestras muchas variedades en bolsita o a granel y disfruta de una bebida magnífica para el verano y capaz de aportarte todos los beneficios propios del té.

Y es que, como ya sabes, el té, también el frío, resulta muy beneficioso a nuestro organismo gracias a sus propiedades: la presencia de antioxidantes perfectos para el cuidado de la piel y la prevención de enfermedades degenerativas o problemas cardiovasculares, la mejora de la circulación de la sangre y del funcionamiento del sistema digestivo, la ingesta de vitaminas esenciales como la C, B y D y de minerales (potasio, magnesio, ácido fólico…)… Y todo ello sin tener que recurrir a un aporte extra de calorías o azúcares.

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